miércoles, 7 de diciembre de 2011

Revelaciones de una charla inconclusa. 2005

Después de varias citas prorrogadas por disímiles causas, tuve la oportunidad de dialogar con Rosa Aurora Freijanes, esposa de Fernando González Llort, uno de los cinco cubanos presos en EE.UU. por luchar contra el terrorismo. Sus meditaciones marcaron los matices de un discurso acusador, que en ocasiones precipitó expresiones de indignación e impotencia.Los obstáculos que el gobierno de Estados Unidos le impone para visitar a Fernando, lejos de rendirla, le dan fuerzas. Durante más de una hora y media afloraron tristes recuerdos sobre los que, confiesa, aún le cuesta mucho trabajo hablar. Quizás algún día esas memorias abandonen su intimidad y trasciendan a la opinión pública. Respetar su privacidad es mi compromiso. Revelaciones de una charla inconclusa es todo cuanto puedo ofrecer.
CASTIGOS INNECESARIOS
“Los familiares de los Cinco dependemos del otorgamiento de visas para visitar a nuestros seres queridos. Y aunque tenemos la disposición y capacidad para visitarlos, como establece el Buró Federal de Prisiones de EE.UU, este proceso, reiteradamente demorado por orden de Washington por períodos de hasta siete meses, se torna más complejo en el caso de Magali, la madre de Fernando y en el mío, pues no basta sólo con la autorización del Departamento de Estado, se adiciona a este engorroso trámite esperar además por la autorización de la prisión de Oxford para realizar la visita.
“Si el Departamento de Estado nos diera el visado para viajar mañana a ese país, no podríamos ir de inmediato. Tenemos que esperar a que nuestro cónsul en Washington se comunique con la cárcel por correo y reciba la confirmación. Esa operación retarda aún más nuestra salida. Desde mi punto de vista, no tiene ninguna lógica subordinar una decisión gubernamental al reglamento particular de una prisión, pero estas son algunas de las condiciones que nos imponen para acceder a Fernando.
“Un reglamento del Buró Federal de Prisiones de Estados Unidos, exige a cualquier ciudadano que desee visitar a un recluso, llenar un formulario, no poseer antecedentes penales y tener buena conducta moral, no así de los familiares, en tanto se les reconoce ese derecho. Sin embargo, en la penitenciaría de Oxford las cosas no funcionan así. Cada que vez que Magali y yo vamos a visitarlo, luego de esperar por las visas, tenemos que solicitar un permiso especial para verlo. Es verdad que siempre lo han concedido, pero no nos abandona la incertidumbre de lo que pueda suceder. ¿Por qué? No sabemos a ciencia cierta.
“Evidentemente están violando un requisito humano previsto en el Derecho Internacional y en las Reglas Mínimas para Tratamiento de los Reclusos”.
“Se unen a esta cadena de prohibiciones, dos aspectos importantes: primero, el hecho de que cada uno de los integrantes de las cinco familias tiene ahora que viajar solo. A partir de febrero de este año, el gobierno norteamericano decidió privarnos de la compañía de los diplomáticos cubanos durante el viaje. En lo que a mi respecta, la presencia de ellos es imprescindible. No es fácil andar sola en un país extranjero, cuando no conocemos las costumbres, ni el idioma.
“Segundo, nuestros trámites oficiales en la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana han quedado totalmente suspendidos. Si antes los funcionarios de nuestra Cancillería corrían con todo el papeleo, y las gestiones eran mucho más rápidas; ahora tenemos que acudir como el resto de las personas a solicitar visas temporales de turista para visitar a nuestros familiares. Pero mientras cualquier ciudadano cubano conoce a través de una entrevista con el oficial de Inmigración si puede viajar a no a Estados Unidos, a nosotros nos comunican que la aprobación tiene que venir de las altas instancias del Departamento de Estado y que posteriormente nos avisarán, sin precisar fecha.
“Fernando lleva seis años presos y sólo he podido visitarlo en tres ocasiones, 2002, 2003 y 2004, es decir una vez al año. A mi regreso de la última visita, en marzo de este año, hice los trámites pertinentes para el próximo viaje. Ya estamos en el mes de octubre y nadie sabe cuándo van a contestar ni cómo se puedo conocer algo al respecto. Son sanciones adicionales contra ellos y sus familiares”.
TENSIONES EN MADISON
“En una reciente conversación telefónica con Fernando, me decía que ya las temperaturas habían comenzado a bajar en Madison, la capital del norteño estado de Wisconsin y lugar en el que se encuentra enclavada la prisión de Oxford, donde el verano tiene una permanencia de 3 meses al año. ¿Imaginas las temperaturas cuando llegue el invierno? Casi siempre las autoridades norteamericanas confirman mis visitas para esa época del año. Honestamente, pienso que este tipo de decisión no puede ser obra de la casualidad, sino más bien acciones premeditadas y a conciencia de los obstáculos que puede ocasionar.
“En esas circunstancias uno hecha de menos la valiosa ayuda de nuestros diplomáticos. Junto a ellos me sentía segura y tenía la certeza de que frente a las duras condiciones del tiempo se haría el esfuerzo supremo para garantizar la visita. Muchos de esos sacrificios no pueden pedírsele a un taxista común y corriente. Ellos no tienen ninguna motivación o compromiso sentimental con nosotros.”
“También en ocasiones, si por fortuna logras llegar hasta la prisión, puede ser que el viaje haya sido en vano y no puedas hacer la visita. Sucede que cuando la intensa neblina entorpece la visibilidad de los guardias que custodian el recinto penitenciario, por razones de seguridad las autoridades del penal suspenden las visitas. Estas son situaciones que generan estados de ansiedad en los prisioneros y también en los familiares, porque ninguno de ellos tiene la completa seguridad de que esa situación no se repita. Estas son angustias que uno padece, porque aun cuando puedes ir a hacer la visita, corres el riesgo de no concretarla.”
¿Piensas en una favorable decisión en Atlanta?
“Durante todos estos años hemos ido aprendiendo algo del sistema jurídico norteamericano, y confieso que resulta difícil pronosticar cuál pudiera ser la decisión de la Corte de Atlanta. Los abogados de la defensa se muestran optimistas y eso de alguna manera reconforta a todos.
“Las violaciones en este proceso son evidentes. En un principio pensamos que todo podía resolverse, pero el jurado no pudo impartir justicia, en esa decisión les iba prácticamente la vida y optaron por preservarla. Esto ratifica que Miami nunca debió ser la sede de ese juicio.
“Ahora estamos esperando que los tres jueces que conforman el panel del XI Circuito de Apelaciones de Atlanta tomen una decisión. En el caso de que el poder judicial norteamericano actúe de acuerdo con el derecho, tendríamos una solución máxima y acorde con la justicia: serían declarados inocentes”.
“Sin embargo, sabemos que este es un caso político, por eso lo importante ahora es no bajar la guardia, no se puede pensar que en Atlanta se puede resolver todo y dejar de luchar por la liberación de estos cinco hombres. Hay que seguir reclamando justicia para que la opinión pública internacional y el pueblo norteamericano nos apoyen en nuestro reclamo de que se actúe con toda la justicia que el caso requiere.”
¿Y si el veredicto es desfavorable?
“Lo enfrentaremos. Somos una pareja con una situación particularmente difícil, y que se ha visto en la necesidad de ir prorrogando planes, sustituyendo y cambiando otros, según las circunstancias, pero sin dejar de mirar hacia el futuro. Sin embargo, confieso que para Fernando y para mi ha sido un buen reconstituyente hacer constantemente una retrospectiva, recordar los momentos buenos y malos, las etapas críticas y también las veces que hemos sabido remontar situaciones adversas.

“Cuando Olga, Adriana, Elizabeth y yo nos sentamos a hablar sobre el tema, siempre llegamos a la misma conclusión. Esta es una vida difícil, y nos satisface haber escogido a estos hombres para vivirla. No existe el más mínimo arrepentimiento. Me siento orgullosa de compartir mi vida con un hombre como él, tierno, paciente, comprensivo y profundamente sensible. Por todas esas cosas se hace difícil vivir la vida sin él a mi lado. Pero seguiré en la pelea para que este tiempo de separación sea lo más breve posible, siempre fertilizando el amor, para disfrutarlo a plenitud a su regreso.”

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