domingo, 29 de enero de 2012

Amor en la distancia.2007

14/05/2007
Tony se afeita el bigote cuando su mamá va a visitarlo. No quiere que ella pase muchas horas en la sala de visitas, porque de estar sentados tanto rato en una posición lateral, les duelen la cervical y todo el cuerpo. Un beso a la entrada y otro a la salida. Para las fotos cambian de posición, pero siempre son contra la misma pared.
A la altura de sus casi 75 años, Mirta Rodríguez, sobrelleva todo esto con un pensamiento único: “El reencuentro será algún día, y quiero hacer lo posible por esperar el tiempo que sea necesario, aunque estoy consciente de que no será de ahora para luego. Hay que valerse de mucha paciencia…”
Antonio Guerrero y sus cuatro hermanos de causa sufren prisión en cárceles de Estados Unidos hace casi nueve años. “Nunca pensamos que las sentencias fueran tan crueles, y no me gusta hablar de eso, porque conozco a mi hijo, sé de su nobleza, de su sensibilidad, me da lástima que esté ahí, pendiente. Cuando te sentencian a diez años, quince años, hay un término, pero cuando te dicen una vida, es la vida. Es un diario de tristeza”.
Para este Día de las Madres, Mirta guardó un poco del calor de su hijo, recogido en la última visita de marzo; el murmullo de su gran sonrisa, el brillo de la mirada y “saboreó con él” el hígado a la italiana, que cocina en sus días de estar juntos.
“En esta visita, Tony me llenó de optimismo, de fuerza; lo encontré bien, su estado de salud y su ánimo son buenos, cada día les crece el espíritu de ser más firmes, esta historia es de Patria o Muerte. No hay otra solución”.
Ronda la incertidumbre
“Estamos en un momento muy difícil, de incertidumbre, por la manipulación del gobierno de Estados Unidos con el caso Posada Carriles, y nos preguntamos qué va a pasar con nuestros hijos si no hay justicia ni una razón convincente para mantenerlos secuestrados.
“Lo que más daño le hace a nuestro caso es el muro de silencio creado contra toda divulgación de la verdad sobre la situación de nuestros hijos, del estado de necesidad que tiene Cuba de defenderse de actos terroristas, sabotajes y de las constantes agresiones económicas. Hay que aprovechar cuanto espacio tengamos para denunciar esta injusticia”.
Un rayo de esperanza ilumina a esta madre: el próximo 20 de agosto habrá otra vista oral en la Corte de Atlanta donde se expondrá nuevamente el caso de los Cinco. “La respuesta del pleno de los 12 jueces de Atlanta en contra de la decisión de tres prestigiosos jueces de esa misma Corte sentó un precedente. Ellos debieron sentirse muy mal con la posición adoptada por sus propios colegas, quienes no tomaron en cuenta un documento de 93 páginas que explicaba todo lo sucedido con los grupos terroristas que operan en Miami.
“El proceso contra nuestros hijos siempre ha estado viciado, desde la selección del jurado… Yo tuve la oportunidad de estar allí en representación de los familiares, junto a Roberto, el hermano de René, y vimos cómo la mafia influía sobre la Fiscalía.
“Lo peor de la vista del próximo 20 de agosto es que no hay término para la respuesta de ese panel, pueden estar hasta agosto del año que viene o del otro sin responder; si tuvieran vergüenza, si respetaran su Constitución, quizás esperen a que termine el mandato de Bush para imponer la justicia, eso es impredecible. Pero no nos vamos a detener, la denuncia sigue, cada día nos erguimos con más fuerza.
“La solidaridad que demuestran muchas personas en el mundo con nuestra causa me ha ayudado a cargar estos momentos emotivos que la vida me ha deparado. En Colorado, donde está mi hijo en la prisión de Florence, tenemos amigos que nos ayudan; está Marina, hermana de Gloria La Riva, que siempre hace su espacio para estar junto a nosotros; Bárbara, una trabajadora social, quien invita a algunos religiosos para que me conozcan y les explique el caso.
“Los niños son los que más sorprenden, hay una escuela aquí en La Habana, donde 16 le escriben y mantienen correspondencia con Tony. Él no desatiende ninguna de las cartas que le llegan, más de 300 mensuales, y dedica mucho tiempo también a responder las misivas que recibe de diferentes partes del mundo”.
Tiene un poder de convencimiento…
“Tony es muy alegre, con un temperamento pausado; el diálogo es su base fundamental para sobrellevar cualquier situación, tiene un tremendo poder de convencimiento, no es de fajarse, aunque valentía tiene para todo. Genera muchas ideas, es increíble el volumen que tiene de iniciativas, esmuy responsable con su abundante correspondencia.
“Yo lo recuerdo en todos los momentos. El capítulo de la historia de Tony es significativo; a pesar de tener una trayectoria de distancias por sus estudios fuera de Cuba y sus dos matrimonios, uno en Santiago y el segundo en Panamá, el amor, la preocupación, el consejo y la comunicación siempre han estado presentes. De toda esta historia quedan las cartas, las
postales, hasta de esta última distancia, la más fuerte de todas por ser injusta.
“También es muy romántico, la música fundamenta su sentimiento y eso tiene que ver conmigo. Tengo discos que él me regaló a principios de 1998, cuando viajé a Estados Unidos para visitarlo. En aquel momento me recibió con un disco de Libertad Lamarque y otro de Julio Iglesias, que es su favorito. Regresé en mayo, pasado el Día de las Madres, y a Tony lo cogieron preso varios meses después… fue muy impactante para mí, que ni lo esperaba.
“Lo volví a ver en el 2001, durante la selección del jurado, el juicio. Fue una etapa muy fuerte, yo iba a la corte con un bastón (por dolencias en las caderas), cogía el metro y la guagua, aprendí a llegar a la Corte. Nos hablábamos con mímica, con guiños, nos mirábamos un momentico.
“Mi presencia allí era muy importante, representaba a las familias, pero lamentablemente después de la selección de los jurados y dos vistas posteriores, Tony me hizo regresar, con sus súplicas y en contra de mi voluntad; tenían que concentrarse en la defensa y para ilustrar a los abogados sobre las manipulaciones que estaban haciendo tanto la jueza como la fiscalía; mi presencia y mis viajes le preocupaban sobremanera.
“Luego, al juicio de sentencia pudimos ir algunos familiares. Esa es una parte muy difícil, porque con el recuento vienen las imágenes de cómo entraron a aquella sala: Gerardo, Ramón, René, Fernando y Tony, en ese orden. Aparecieron con trajes, pero sin corbata, René dijo que no se la ponía, y como ellos son todos para uno y uno para todos…
“Venían esposados de pies y manos, cuando llegaron les quitaron las de las manos, pero les dejaron las de los pies, así subieron al podio como si se fueran a fugar, como si fueran peligrosos, los propios alguaciles estaban asombrados. Y después veíamos a Posada como salía sin esposas a coger su yipi ¡encantado de la vida!”.
Lo que te queda es luchar
“Siempre nos toca ir a visitarlo en el duro invierno, aunque no haya nieve hay frío. Las visitas en la prisión donde está Tony son los viernes, sábados y domingos. Estos dos últimos días podemos estar más horas juntos, pero él optó por vernos de 11 a tres de la tarde, porque es muy incómodo: los asientos son uno al lado del otro, no se pueden mover, conversamos todo el tiempo con la cabeza ladeada. No se puede llevar comida y rechazamos la que hay allí, en unas maquinitas…
“Hay muchas restricciones en esa prisión. Tienen una máquina que detecta drogas y sustancias tóxicas —le llamamos la maquinita del terror— porque ya vas con predisposición; si da alterado cuando te pasan el papelito por la mano te suspenden 48 horas la visita, si te vuelve a pasar después de las 48 horas te suspenden 30 días, y si se repite te suspenden las
visitas por tres meses.
“Me dio alterada una vez y otra a mi hija Marucha, y no llevábamos absolutamente nada, no usamos perfumes, ni talco, ni cremas para evitar esos problemas. Fue en mayo del 2005, quería pasar el Día de las Madres con Tony; lo vi el viernes, pero el sábado la maquinita
dio positivo… me ataqué, le expliqué al oficial que era un error, que había entrado ayer, que hacía muchos meses que no lo veía, pero dijo que no, y no pude estar junto a él. Fue traumático.
“Nosotros éramos una familia feliz, unida, llena de cariño y mucho amor. La vida me ha dado esta pena, pero tengo un orgullo muy grande por ser la madre de uno de esos muchachos tan valientes, de saber que mi hijo no es traidor. Y si él está bien, yo estaré bien; si yo estoy bien, él estará bien. Cuando no te sientes defraudada por lo que sembraste, lo que te queda es luchar duro”.

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