Este domingo seguirán separados físicamente. Será otro Día de las Madres con rejas, sin besos, y la justicia en el fondo de una mazmorra.
Ese es uno de los paradójicos tributos que están obligados a pagar, por luchar contra el terrorismo, los cinco cubanos prisioneros políticos en los Estados Unidos, cuyo Gobierno ha proclamado su jefatura mesiánica en la cruzada antiterrorista mundial.
Es una nueva prueba para el patriotismo y la generosidad inderrotables de Gerardo Hernández Nordelo, Antonio Guerrero Rodríguez, Ramón Labañino Salazar, Fernando González Llort y René González Sehwerert, encarcelados desde el 12 de septiembre de 1998.
Y también para las madres de cuatro de ellos, y para acentuar el dolor de Ramón, quien no pudo darle el último adiós a su mamá, fallecida en Cuba mientras él combatía, como sus compañeros, con el color del silencio dentro de la madriguera del enemigo.
Este domingo será igualmente duro para los anhelos de maternidad de las respectivas esposas de Gerardo y Fernando, Adriana Pérez y Rosa Aurora Freijanes, quienes han tenido que posponer la procreación a causa de la lejanía material de sus cónyuges.
Y además para el resto de la familia de los Cinco Héroes, a los cuales juicios faranduleros y sucios han condenado a descomunales sanciones, atenaceadas por múltiples reclusiones en el "hueco".
Pero por encima de iniquidades, y desgarraduras en el corazón y la razón, otra vez no habrá pactos con claudicaciones ni la desesperanza.
El pueblo de Cuba tiene un jardín eterno para colmar de flores a Carmen Nordelo, Mirtha Rodríguez, Magali LLort e Irma Sehwerert, las madres vivas de cuatro de los Cinco Héroes, y a la memoria de Nereida Salazar.
Y también otro abrazo solidario, militante e imperecedero, para Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René, quienes desde su encierro cruel no cesan de entonar, con su ejemplo, un grandioso himno a la dignidad, la esperanza y amor a la Humanidad. (AIN)
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